El Bósforo de Turquía: historia de un estrecho
El Bósforo, con sus 32 kilómetros desde el mar de Mármara hasta el Mar Negro, es una constante de la historia agitada de Estambul. Aunque divide la ciudad, también es el punto de encuentro simbólico de Europa y Asia.
El Bósforo es esencial en la historia de Estambul y Turquía. La historia antigua indica que el Emperador Constantino tuvo el acierto de trasladar la capital del Imperio Romano a Estambul, entonces conocida como la ciudad griega Bizancio, antes de ser rebautizada como Constantinopla en el año 330 d.C. Protegida por las corrientes del Estrecho del Bósforo, la ciudad demostró ser impenetrable frente a los ataques durante más de mil años. Además, los ejércitos imperiales podían navegar por el Bósforo camino de Europa, África y Asia Menor, para luchar y volver con los botines de guerra.
Pero el expansivo Imperio Otomano quería para sí el estrecho estratégico y en 1452 se construyó, en su parte más estrecha, en el lado europeo, la fortaleza de Rumeli Hisari, delante de Anadolu Hisari, en el lado asiático, para controlar el paso, Estambul cayó y fue entonces cuando el sultán turco se instaló en el Palacio Topkapi para observar cómo llegaban a raudales barcos llenos de tesoros, ejércitos victoriosos y embajadores extranjeros. Algunas zonas de la orilla se cubrieron con tierra para construir palacios, con jardines tranquilos.
El Bósforo en guerra
A pesar de que en 1915 la decisiva defensa turca en Gallípoli le ahorró a Estambul la humillación de sufrir otra invasión naval, el Tratado de Sevres, posterior a la primera Guerra Mundial, convirtió el estrecho en una vía fluvial internacional pacífica. En los años 20, desde su residencia en el Palacio Dolmabahçe, Atatürk se bañaba en el Bósforo.
La Convención de Montreux en 1936 restringió el paso de tráfico militar, en concreto de portaaviones soviéticos. Después de la II Guerra Mundial, acorazados soviéticos más pequeños entraron al Mediterráneo a través del Bósforo, pero cada barco pasaba a través del estrecho con sólo un grupo de mando reducido; el resto de la tripulación estaba encerrada dentro, no fuera que distinguieran la prosperidad creciente de la ciudad más grande de la OTAN. Y a pesar de las restricciones, submarinos soviéticos penetraban en el estrecho durante la noche. Cuando el antagonismo de la Guerra Fría desapareció, el portaaviones ucraniano titánico Varyag fue vendido al Gobierno chino en 1998. Una delegación ministerial china, más un grupo de apoyo de 20 naves, tuvo que persuadir a Turquía para que abriera el Bósforo a este barco de 305 metros de eslora.
Balanza comercial
El Bósforo es un cuello de botella para la industria energética y de cargamento del mundo, navegar por sus aguas es un asunto complicado. En algunos lugares sólo tiene 645 metros de ancho y tiene varios giros de 45° alterados por contracorrientes de siete nudos. De vez en cuando, la espesa niebla reduce la visibilidad a sólo 90 metros y los prácticos tienen que usar radares para mover los numerosos remolcadores, barcos de pesca y ferris que se aglomeran en este paso.
El choque desastroso del petrolero MT Independenta con un buque de carga grieo en 1979, que hizo estallar las ventanas de la estación de ferrocarril Haydrarpasa y causó 43 muertos, demuestra lo peligroso que puede ser el tráfico en esta zona. En la actualidad, los barcos mercantes viajan en una única dirección, que se cambia cada 12 horas, y los petroleros pueden transitar sólo de día.
Sin embargo, los accidentes aún son estacionales y en marzo de 2010 el Giant Pescadores, de 288 metros de eslora, chocó con otro barco y se desplazó a la deriva. Finalmente, una tripulación de ferris de pasajeros y remolcadores consiguió llevarlo a un sitio seguro.
A medida que el comercio de mercancías mundial empieza a remontar tras la reciente crisis financiera, la presión sobre el estrecho crece. El Túnel Mármara, bajo el Bósforo prometen disminuir una parte de los viajes diarios, pero el tráfico marítimo del estrecho es tan denso que las travesías pueden tener retrasos de hasta un mes.
El Bósforo es una arteria especialmente importante para la industria petrolera, con un flujo constante de barcos petroleros que salen de los puertos rusos, como Novorossyisk, camino de Estados Unidos y Europa.